El sentido del equilibrio es el que nos da lo que se llama conciencia espacial, y las fuentes o vías de información que nos transmiten los eventuales cambios en esta relación son la vista, el laberinto posterior y la sensibilidad propioceptiva en las articulaciones y músculos y la sensibilidad exteroceptiva táctil.
La vista informa de los movimientos de los objetos y de su situación relativa. La sensibilidad propioceptiva informa de los cambios de posición de la cabeza con respecto al resto del cuerpo y las plantas de los pies al contacto con el suelo, destacando el importante papel de la cabeza con respecto al resto del cuerpo. El laberinto posterior capta los desplazamientos espaciales de nuestro cuerpo.
Hay dos tipos de equilibrio, el equilibrio en reposo o capacidad para mantener una postura adecuada sin desplazarse y el equilibrio móvil o capacidad para mantener una postura adecuada sin estar totalmente en reposo. El Desarrollo del equilibrio sigue diversas fases y evoluciona paralelo al desarrollo psicomotor.
- El equilibrio no es una función innata.
- La fase sensible de mejora en el Sistema Nervioso Central se da entre los 5 y los 12 años.
Actividades para el desarrollo del equilibrio:
- Realizar diferentes desplazamientos: correr, andar, saltar... - Andar sobre cuerdas, sobre una línea pintada en el suelo...
- Sobre bicicleta, patines, esquís cooperativos, zancos...
- Mantener una pelota sobre la cabeza. - Caminar sobre un banco sueco en cuadrupedias, llevando una pelota sobre la espalda...
El sentido del equilibrio es uno de los sentidos fisiológicos. Permite a humanos y animales caminar sin caerse. Algunos animales son mejores en esto que los humanos; por ejemplo, los gatos, que pueden caminar sobre una valla finísima usando su oído interno y cola para equilibrarse.
Todas las formas de equilibrio se determinan por el nivel de un fluido llamado endolinfa en el laberinto, que es un complejo conjunto de tubos dentro del oído interno.
Para mantener el equilibrio, el cerebro debe procesar un flujo constante de información desde algunas “zonas de información” que se describen a continuación:
En primer lugar los ojos registran lo posición del cuerpo y sus alrededores (como cuando uno se para en lo alto de uno escalera). Luego los nervios sensoriales en los músculos, articulaciones y piel reportan los movimientos corporales (como inclinándose contra un muro como apoyo).
Sin embargo adicional a ello juega un papel importante el oído interno, por intermedio del laberinto, el cual maneja el equilibrio; esta parte del cuerpo presenta tres componentes principales:
1. El área superior ayuda a mantener el equilibrio mientras uno gira. Esta zona tiene tres canales semicirculares. Cada uno contiene líquido y minúsculos sensores semejantes a pelos. Al rotar la cabeza el líquido se mueve, lo cual es registrado por los sensores, informando al cerebro que el cuerpo ha cambiado de posición. El cerebro alerta o músculos y articulaciones para compensarlo, de modo que se mantiene el equilibrio.
2. La región más interior del oído interno está dotada de una estructura en forma de caracol llamada cóclea. Es principalmente un órgano auditivo.
3. Cerca de los canales semicirculares y la cóclea se encuentran estructuras llamadas trículo y sáculo, las cuales contienen partículas minúsculas (otoconia) conectados a sensores que detectan movimientos hacia adelante y hacia atrás.